CRÍTICAS
“No existe gratificación alguna para los sentimientos frustrados”.
Philip Pullman
por Coral Igualador
REVISTA TARÁNTULA
29 septiembre Teatros del Canal. Madrid
Joan Miró decía que: un cocinero se convierte en artista cuando tiene cosas que decir a través de sus platos, como un pintor en un cuadro.
Así hace Gorka Mínguez con el monólogo escrito por David Caiña; poner palabras a un arroz marinero, o a un cabracho, y emular la vida a través del jamón con melón.
La masterclass de un cocinero, ahora Chef privado, que repasa durante una hora su vida, dedicada en cuerpo, alma y constancia a este arte puesto tan de moda por diversos programas de televisión.
Gorka interpreta con acierto a Fidel Mendieta, un cocinero obsesionado por ser el mejor pero a sabiendas de que no lo es. Él es el otro, el que no es mediático, ni ha conseguido estrellas Michelín, ni sale en portadas, ni se habla de él en los círculos mas prestigiosos de la alta cocina.
Pero él ama por encima del resto de su vida al crepitar de la cebolla en la sartén o el aroma de un buen aceite. Y en ello se le va el vivir el resto de sensaciones y sueños. Un hombre que se desenvuelve entre el fracaso por comparación, la obsesión por un buen arroz, la defensa de lo esencial frente a zarandajas modernas en lo básico que es esto del comer, y el deseo de estar acompañado. Un hombre solo, solo con su cocina que nos plantea alguna que otra pregunta sobre nuestras vidas.
Por supuesto a los que asistimos a esta clase nos convierte en sus confidentes, escapándose la verdad entre aroma y aroma, porque Fidel necesita soltar las lagrimas del día a día cortando cebolla. Y nos entran ganas de darle una palmada en la espalda y quererle, quererle mucho o de darle un pescozón para que espabile y se atreva con otras cosas que no sea el punto del arroz.
Gorka brilla en este personaje de Fidel Mendieta. Él es la función. Nos arrastra a la empatía con su personaje. Su enfado con la incomprensión te puede hacer sonreír, y su lamento de soledad te conmueve a partes iguales. Ante todo, es un monólogo de actor, con una sencillez elegante de escenografía y de puesta en escena. Un monologó sencillo, sin alginatos ni esferificaciones, al que da vida un gran actor.
Por el momento, una sola función en los teatros de Canal, dentro de la programación de Escenario Clece, en este caso dando cabida a compañías vascas, siendo esta función la única representante.
El Chef recorre Euskadi pero seguro que pronto volverá a deleitarnos con el sonido, el aroma y precisión de su cocina por los escenarios madrileños.
|